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¿Qué hacer frente a un golpe de calor?

Los golpes de calor y la deshidratación son dos de las problemáticas más frecuentes del verano y que afectan especialmente a los bebes, los niños y niñas más pequeños y las personas de la tercera edad, es decir, a los que se conoce como grupos de riesgo.

¿Qué son los golpes de calor?

Se trata de un sobrecalentamiento producto de las altas temperaturas –generalmente cuando el cuerpo alcanza los 40 grados o más- o de un exceso de ejercicio físico. La falta de hidratación hace que algunos órganos tengan un comportamiento anormal. El golpe de calor, entonces, se origina por un fracaso agudo de la termorregulación.

No hay que subestimar este tipo de choques térmicos, ya que pueden tener consecuencias graves para la salud. En ese sentido, es importante saber cuáles son los síntomas, y recurrir al médico ante la primera señal

¿Cómo reconocer un golpe de calor?

Los signos a los que hay que prestar atención los días de mucho calor –además del aumento de la temperatura corporal- son el aceleramiento del pulso, excesiva sudoración al principio y luego falta de ella, somnolencia, mareos, fatiga y sed intensa, náuseas, vómitos y/o calambres musculares y enrojecimiento y sequedad de la piel.

La deshidratación, por su parte, ocurre cuando el cuerpo no tiene la cantidad necesaria de agua, líquidos o sales minerales, como puede ocurrir por ejemplo cuando hay un exceso de transpiración. Sus síntomas más característicos son la sed intensa, labios y piel seca, mareos, fatiga, dolores corporales, sobre todo cefaleas o en las extremidades, entre otros.

En los días de altas temperaturas, la atención tiene que centrarse sobre todo en los niños menores de 5 años y en los adultos de más de 65. Esto se debe a que sus cuerpos tienen menos capacidad de responder a los cambios de clima.

Desde la Cámara de Empresas de Internación Domiciliaria de la Provincia de Buenos Aires (CAMEID) instruimos a los profesionales que atienden personas con tratamientos en sus hogares para que controlen los aspectos necesarios para el correcto cuidado que tienen que tener con sus pacientes en los días de altas temperaturas.

Lo más recomendable es la ingesta permanente de líquidos, y más si se van a realizar actividades físicas, las que hay que evitar en los momentos de más calor. En ese sentido, los mejores momentos del día son a la mañana o al atardecer. Es muy importante beber agua antes, durante y luego del ejercicio.

También se debe protegerse del sol y evitar la exposición en las horas más intensas, que son entre las 11 y las 16. En caso de tener que salir, es recomendable usar protectores solares y sombreros, gorras o sombrillas. Hay que tener presente que en ese horario es mejor permanecer en lugares frescos o con aire acondicionado.

El otro aspecto fundamental tiene que ver con la alimentación. Es muy importante consumir comidas livianas y en cantidades pequeñas, incorporar frutas y verduras y, por supuesto, evitar tomar alcohol y bebidas calientes.

A pesar de lo agobiantes que pueden ser los días de calor, si se toman los cuidados necesarios, es posible disfrutar del verano de una manera saludable.

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